.. en la época en que vivía en el monasterio del bienaventurado mártir Léger que se llama Champeaux, una noche, antes del oficio de maitines, se yergue ante mí a los pies de mi lecho una especie de enano horrible de ver. Era, según pude juzgar, de baja estatura, con un cuello menudo, un rostro demacrado, ojos muy negros, de frente rugosa y crispada, las ventanas de la nariz dilatadas, la boca prominente, los labios hinchados, el mentón huidizo y muy recto, una barba de macho cabrío, las orejas velludas y aguzadas, los cabellos erizados, los dientes de perro, el cráneo en punta, el pecho inflado, la espalda gibosa, las nalgas temblorosas, la ropa sucia, enardecido por su esfuerzo y con todo el cuerpo inclinado hacia adelante. Asió la extremidad del lecho en que reposaba, le imprimió terribles sacudidas y al fin dijo: "Tú, tú no permanecerás mucho tiempo en este lugar". Y yo, con espanto, me desperté sobresaltado y lo vi como acabo de describirlo....
[Monje Raoul Glaber]
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